viernes, 10 de febrero de 2012

Mucho más que indignado.

No conozco una palabra más fuerte que "indignado", y los superlativos suelen sonar a muy raros; valga pues el título de esta entrada para declarar mi "supercabreo" con el, los, asuntos que el Tribunal Supremo ventila contra Garzón. Experimento, siento, que mi indignación y cabreo crece con el paso del tiempo, en vez de ir aplacándose como suele ocurrir con las emociones y los sentimientos, muchas veces, por desgracia, pero así estamos hechos; digo que crece, y no solo contra la sentencia ya dictada, por encima de la argumentación jurídica expresada por unanimidad, sino también con los "dictadores" de esta sentencia. ¿Cómo han sido capaces? ¿No han calibrado, ¡o sí!, las consecuencias jurídicas que puede tener en toda la trama Gürtel, incluida la relación de ésta con el caso Urdangarín? ¿Y si, como ocurrió con el asunto Naseiro, se cae todo al suelo porque la investigación está viciada desde las escuchas a los abogados de los capos de la Gürtel, algunos de los cuales, ni siquiera estaban nombrados como defensores de ninguno de ellos?

¿Cabe, en cabeza organizada, con recta conciencia y honrada, pensar  que todo este follón deriva del cabreo del algunos personajes del PSOE (Margarita Dueñas y otros) contra Garzón por el asunto GAL? ¿Cabe en esa misma cabeza, pensar que el acceso de otro partido al poder, tras el nombramiento de un nuevo Fiscal General, y habiendo cambiado el jefe de prensa, o como se llame, de la Casa Real, empiece a caer tierra encima de unos asuntos judiciales? No hay ningún argumento a favor de lo que digo, salvo los comentarios, las sospechas y los cotilleos; pero son posibles, y si lo son, por solo esta posibilidad, no solo están manchando la dignidad de los "dictadores" de la primera sentencia, y seguramente de las siguientes, sino que nos afectan a todos los que vivimos bajo el amparo del Tribunal Supremo de España. Si son posibles estos enjuagues, y el premio a uno de los forjadores, el expresidente de la Cortes, Trillo, es una embajada en Wasingthon, nombramiento ni siquiera consultado con el nuevo ministro de exteriores -con minúscula porque le suplanta su jefe a la primera de cambio-, tengo derecho a pensar enjuagues todavía más turbios que no salen a la luz. Si de Guindos está en el gobierno de Rajoy, siendo el único personaje que ha puesto Aznar en el actual gobierno, y Wert está para defender los intereses de PRISA, tengo derecho a columbrar muchos más enjuagues, soterrados en el silencio de los que los conocen directamente y los toleran, o, peor aún, en el silencio comprado con euros. ¿No lo de los euros? Pues, ¿por qué El Mundo ha amainado los embites en el asunto Urdangarín desde el cambio del jefe de prensa, o como se llame el cargo, de la Casa Real? Coincidencias, casualidades, política de fontaneros; ¡buena salida!

Es posible que este texto debiera haber aparecido en el "escupidiario", como un desahogo más. Pero en estos días no me basta con  escupir y acertar con el centro de la escupidera; me hace falta un grito de hartura, lleno de insatisfacción y amargura; cerca de la angustia que la realidad española de su época provocaba en Unamuno, o más (Unamuno hablaba de "ansia"). Creo que la despedida de este arranque puede ser, si mi recuerdo del latín es válido: curatis ut valeatis; o mejor:curamos ut valeamus.

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