jueves, 24 de febrero de 2011

Información sobre nuestro sistema escolar; CC.OO:

Pinchando en el título, se puede leer el "La Educación en España. Situación, problemas y propuestas", editado por CC.OO.,en septiembre del 2010, y autores: Pedro Saenz Almeida, Montserrat Milán y Juan Bta. Martínez.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Formación económica y financiera. Ahora va en serio.

No hace falta que pinche noticias ni referencias; creo que ha salido en todos los periódicos y en todas las webs y blogs, aunque solo rocen el tema "educación". El BBVA dice que ha formado a varios miles de alumnos (¿20.000? ni lo compruebo) en temas económicos y financieros. Nadie publica cuántas horas de clase, qué temas se han tratado, en qué cursos o niveles o... Sin datos; lo ha financiado el banco; es decir, los accionistas y los clientes; ¿Con cargo a publicidad, formación, etc.? Más; ha pedido a PISA, y lo financiará con más de un millón de euros, que el informe contenga cuestiones para valorar el conocimiento de asuntos económicos y financieros. Vamos, que ya es seguro que se van a enseñar los temas que el PISA contenga.

No se puede olvidar que los resultados de las pruebas evaluativas de Comunidad de Madrid han mejorado sus resultados; entre otras muchas razones posibles, porque la Consejería pone a disposición de los Profes cuestionarios similares, análogos, o incluso pueden ser "modelo", para que los alumnos "ensayen" en clase. Lo mismo se puede hacer con PISA, puesto que son públicos los temas sobre los que versa la prueba. Y seguro que se mejoran los resultados. Algunos recordarán que en los exámenes de selectividad (Pruebas de Acceso a la Universidad; los de mi edad hicimos algo parecido, y se llama "prueba de madurez"), uno de los parciales consistía en oír una conferencia, normalmente un texto leído por un Profe de Universidad, por supuesto, los alumnos tomaban notas, y luego hacían un resumen, y creo que contestaban a algunas preguntas para comprobar el nivel de comprensión; en el cole que yo dirigía se subió ostensiblemente la nota media de esa prueba porque a los alumnos  de COU se les daban unas siete conferencias al año, y hacían el mismo ejercicio; yo, personalmente, he leído algunos de esos textos con algodones en la boca, porque no había ninguna garantía de que el Profe de Universidad supiera leer bien, o vocalizara correctamente.

Vuelvo al BBVA. Va seguir con su programa de formación de alumnos en temas económicos y financieros. Me pregunto, sin maldad alguna, si al terminar el cursillito en cada cole o instituto, los profesores que lo han impartido repartirán  a cada alumno una cartilla de ahorros con ¿diez? euros por barba. No me lo he inventado; hace bastantes años me anunciaron la visita de dos personas pertenecientes al "Departamento de Pedagogía" de leche Pascual; "¿pedagogía?", pues les recibí. Proponían enseñar a los alumnos, no recuerdo el curso, pero debió ser alrededor de quinto de primaria, nueve para diez años, el proceso industrial de la leche hasta que llega al brik (ahora, después de verlo escrito tantas veces, no sé a ciencia cierta cómo se escribe); mi pregunta insistente fue, y muchas veces e incluso interrumpiendo el discurso de los dos "pedagogos", fue que me informaran de en qué momento del vídeo o de la charla aparecía "Leche Pascual"; aseveraban, con la misma insistencia con la que yo preguntaba, que en ningún momento. Al final lo conseguí; aceptaron, no de muy buena gana, porque ya les había advertido en varias ocasiones que  si era publicitario no iban a conseguir entrar en el cole que yo dirigía, que al final de la charla repartirían un brik individual de "leche chocolateada"; ambos productos, el brik individual y "chocolateada" no estaban en el mercado, pero iba a empezar su lanzamiento comercial en breve; en breve no, en los colegios. Sin más comentarios.

lunes, 21 de febrero de 2011

Procesos 2 (segundo punto de fundamentos de calidad)

¿Sobre qué asuntos, temas, extremos, deben, o pueden, acordarse procesos comunes? ¿Cuántos procesos, para que pueda ser controlable el conjunto de los procesos y el conjunto de trabajo de cada profesor, y de todas las otras personas que trabajan en educación, en un colegio? ¿Bajo que sistema normativo? ¿Como se audita anualmente el funcionamiento de ese sistema de procesos? ¿Qué posibilita el disponer de este sistema de procesos que es auditado? ¿No es aceptar instrumentos diseñados para procesos industriales, y con calzador adaptarlos la enseñanza/educación? ¿No es derivar la actividad escolar hacia formas empresariales, no siendo un colegio una empresa, y menos todo el sistema escolar un holding empresarial?

Estas, y muchas más, se plantean cuando se entra en el camino de la organización de la actividad escolar, porque no creo que alguien dude de que debe estar organizada. La actividad escolar no debe renunciar al análisis permanente de la actividad realizada para intentar su mejora, y su mejor coordinación con la tarea realizada por otras personas en el mismo colegio; esto es , y no otra cosa, un sistema de calidad. Entre las otras preguntas resalta, por ejemplo, la libertad de cátedra; ¿el sistema de calidad no limita el ejercicio de la libertad de cátedra? Buena discusión, pero resumo, para poder seguir sin este escollo. Libertad de cátedra es, sobre todo, libertad del profesor, del catedrático, frente a los intentos de condicionar su programas y sus explicaciones desde la religión y desde la política; la gran defensa fue en el s,XIX español frente a la religión católica impuesta por los Obispos.

En el tramo educativo desde el que escribo, enseñanzas primaria y medias, hay un límite obvio: respeto a las personas menores que hay sentadas en mi clase, y por ello el profesor debe cuidad que los fundamentos de sus explicaciones sean los más solventes desde un punto de vista científico, en el momento concreto de la ciencia, y transmitir a sus alumnos, o llevarlos por la senda del conocimiento, los conocimientos más asentados en la ciencia. Porque esos menores no disponen, mayoritariamente, de elementos de confrontación ideológica o cognoscitiva suficientes para calibrar lo que están oyendo o aprendiendo, y posicionarlo entre lo cierto científicamente, o entre lo dudoso, o ente las últimas investigaciones.

Creo, sinceramente, que existe otra limitación, también a cargo de la minoría de edad de los alumnos. Breve y por directo; se puede y se debe hablar en las aulas de lo que todos conocemos a través de los medios de información: política, economía, sociología, derecho penal, etc; y el profesor deberá ser veraz y crítico. El límite será: no posicionarse personalmente, porque esta actitud, a veces castrante, garantiza la elección del alumno, y, en último término, respeta el derecho de los padres a educar a su hijo en temas ideológicos y religiosos, si es que el padre y la madre tienen ese derecho; y, personalmente, lo discuto, o cuando menos le impondría los mismos límites, o casi, que a las conductas del profesor.

En El primer hombre,Camus al hablar de las clases de su maestro, Mn. Germain, escribe:

En la clase del Sr.  Germain, sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se los juzgaba dignos de descubrir el mundo. Más aún, el maestro no se dedicaba solamente a enseñarles lo que le pagaban para que enseñara: los acogía con simplicidad en su vida personal, la vivía con ellos contándoles su infancia y la historia de otros niños que había conocido, les exponía sus propios puntos de vista, no sus ideas, pues siendo, por ejemplo, anticlerical como muchos de sus colegas, nunca decía en clase una sola palabra contra la religión ni contra nada de lo que podía ser objeto de una elección o de una convicción, y en cambio condenaba con la mayor energía lo que no admitía discusión: el robo, la delación, la indelicadeza, la suciedad.

Pero, sobre todo, les hablaba de la guerra, todavía muy cercana, y que había hecho durante cuatro años, de los padecimientos de los soldados, de su coraje, de su paciencia y de la felicidad del armisticio.

Dicho algo sobre la famosa libertad de cátedra en este país, restan todas las preguntas del principio. ¿Qué pinta un sistema de calidad en un colegio? Según muchos, nada. Pero la realidad suele ser tozuda, y ya se están certificando centros de empleo y demás opciones que esta sociedad ha planteado para personas con discapacidad intelectual, y funciona; y mejora el funcionamiento de  ese centro. Un colegio sí es una empresa, siempre y cuando no identifiquemos empresa sólo con la obtención de beneficios económicos y financieros; empresa es la reunión de un grupo de personas que pretenden un mismo fin/objetivos. Emprendedor, ya que desde la política piden a gritos que broten, como por ensalmo, muchos emprendedores para sacar del pozo de la crisis económica y, sobre todo, emprendedores que den trabajo a los parados. Alguien que ponga en marcha un colegio, crea puestos de trabajo, ¿o no? Argumento zanjado, ¿o es necesario seguir?

Otro asunto es saber, o dilucidar, si son traspasables a la gestión económica, financiera, pedagógica, organizativa, etc. de un colegio, las técnicas (¡así llamadas!) de gestión de una empresa que quiere el máximo beneficio al menos coste posible. Pues no; porque esas técnicas de gestión empresarial, por muchos paracaídas éticos que dicen que tienen o que han comprado, no tienen por guía la ética, y un colegio o tiene esa guía, o no es colegio. Luego, hay que adaptarlas a la realidad colegio: enseñanza/educación.



martes, 15 de febrero de 2011

¿Por qué sistema "escolar"?

Lo de "sistema" también sería, es, discutible porque yo nunca he percibido que fuera un sistema; pero si admitimos que el caos dentro de los fractales es un sistema, entonces también el escolar puede ser un sistema, pero que cumple o consigue fines diferentes, incluso divergentes, de los propuestos. Pero ahora pretendo jugar un ratillo con lo de "escolar".

Es unánime, perece, aceptar que el término escuela, y el derivado escolar, proviene  del vocablo  griego "scholé", que significa muchas cosas según el diccionario: tiempo libre, descanso, vacación, ocio; paz, tranquilidad; estudio (en el sentido de dedicación); tregua; lentitud, pereza, inactividad, dilación. El diccionario etimológico de Corominas elige sólo: ocio, tiempo libre, estudio.Y del griego pasa al latín,  "schola", significando:  ocio consagrado al estudio, lección, curso, conferencia; lugar en el que se enseña, escuela; secta, escuela. Es una historia conocida por todos.

Parece ser que no es la única opción. Podría, jugando, proceder del germánico neerlandés "school", que significa multitud, bandada de peces. Pero he encontrado una más divertida, y que se pliega más a la imagen que a veces se da de los son las clases de las enseñanzas medias.Está en WATSON, Peter, Ideas. Historia intelectual de la Humanidad, Crítica, Barcelona, 1 edic. en rústica, 2008, en la página 294, copio textual: Fueron las notas o escolios (scholia) que los estudiosos escribían en los márgenes alejandrinos los que dieron  origen a nuestra palabras escuela y escolar y a los términos ingleses scholar y scholarship, erudición. No tengo más remedio que recalcar la última palabra de la cita: erudición. ¡Vaya!

Pero dice más, y transcribo, sin cursiva para su mejor lectura, aunque sea larga la cita; en las páginas 334 y ss.:

"...provienen en realidad (escuela y escolar; scholar y scholarship) de la costumbre medieval de escribir comentarios críticos y observaciones en los márgenes de los libros, comentarios que se conocían como scholia, escolios. Pero, como ya se indicado antes, la práctica de la crítica y el comentario empezó en la gran biblioteca de Alejandría, y empezó allí por las características particulares de los libros antiguos, los rollos. Éstos se fabricaban con tiras de papiro, hecho a partir de la pulpa fibrosa de los juncos que crecían por todos  lados en el delta del Nilo. Dos capas, perpendiculares entre sí, se prensaban para formar hojas, que se pegaban una detrás de otra para formar rollos; la primera de ellas se conocía como "protocol" y la última como "schatacol". La hoja media podía albergar una columna de texto escrito de veinte o veinticinco centímetros de alto, lo que significaba entre veinticinco y cuarenta y cinco renglones. En tiempos de escasez, cuando, como hemos visto, el gobierno egipcio prohibió la exportación de papiro en un intento de controlar la producción de libros, se usaron pieles de animales, en particular en Pérgamo, de donde viene el término "pergamino". Los papiros se escribían , en su mayoría, por una sola cara. Esto se debía en parte a que los escribas preferían escribir sólo en la veta de la página, y en parte a que en un rollo lo escrito en la cara posterior se habría perdido con rapidez. A medida que avanzaba  en el texto, el lector desenrollaba el rollo gradualmente y lo enrollaba en sentido inverso, con lo que al finalizar el rollo tenía que ser devuelto a su estado original antes de otro lector pudiera utilizarlo de nuevo. Esto era un serio inconveniente, ya que algunos rollos podían medir hasta diez metro de largo, y el continuo reenrollado  acortaba la vida de los rollos. Otro inconveniente era que cuando un autor decidía citar a otro, era muy probable que, en lugar de molestarse desenrollando el rollo pertinente, prefiriera confiar en su memoria. Copiar los textos era, por tanto, mucho más difícil de lo que a primera vista parece y el hecho de que la puntuación fuera rudimentaria, cuando no inexistente, no lo hacía precisamente más fácil. Por ejemplo, los textos se escribían sin división entre palabras (una práctica que no se sistematizaría hasta la Edad Media), en las obras de teatro los cambios de personajes no siempre aparecían indicados con claridad (se utilizaba una linea horizontal, como un guión, al comienzo del parlamento, pero con el paso de los años éstas corrían el riesgo de borrarse, y además el nombre del personaje  podía omitirse por completo). Fueron las confusiones e imprecisiones que creaban este conjunto de circunstancias las que contribuyeron al nacimiento del estudio de los textos como disciplina. (....) En primera instancia, se introdujeron varios signos críticos, que se escribían en el margen de los textos y remitían  al lector al lugar indicado del comentario (serían signos marginales los que luego se convertirían  en scholia). El más destacado de estos signos críticos fue el obelos, una barra horizontal colocada en el margen a la izquierda del verso para indicar que era espurio. Entre los demás signos estaban el diple (  ), para llamar la atención sobre un elemento sobresaliente de contenido  o de lenguaje, el antisigma  (   ), para señalar que el orden de los renglones había sido alterado, y el asteriskos (*), en el que se marca un pasaje repetido de forma incorrecta en algún otro lado.

El lector de este blog que haya llegado hasta aquí, habrá comprobado el riesgo de la erudición, posible significado, en su origen, del término "escolar".

Cura ut valeas.

lunes, 14 de febrero de 2011

Con tres meses de retraso.

Pinchando en el título, un artículo de interés sobre el "fracaso" en ESO. Ya sé que es de noviembre; ¡qué le voy a hacer!

viernes, 11 de febrero de 2011

Otra vez sobre los maestros.

Pinchando el título, otro artículo cargando sobre los maestros, y encumbrándoles, en el futuro, por supuesto, a la máxima gloria. ¿Dónde están esas personas capaces, por si mismas y solas, sin ayuda de nadie, de encarnar el papel de "guía", con un sentido similar al de líder, cuando la autora reconoce de entrada que en  la política no existen? Como la política no lo arregla, que lo arreglen los maestros.¿Por qué no dejan los economistas, y adláteres, de teorizar sobre la educación, cuando están hablando del sistema escolar?

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Cómo educar?

Hace muchos años mi mujer trajo a casa una planta, que apenas era un brote. Me dijo que era una de esas enredaderas. Tenía otras, pera a ésta la cuidó con especial esmero desde el primer día. La puso al sol, la quitó de las corrientes de aire, le dio vitaminas, le quitó el polvo, le suministró todos los productos fitosanitarios que le sugirieron en la tienda en la que había comprado la planta. Creció la enredadera, yo sabía que era enredadera porque me lo decía mi mujer; era pequeñita. Llegó un día en el que mi mujer me pidió por favor que le clavara unos clavos en las esquinas de la pared, que en casa están protegidas por una maderita. Los clavos no eran tales; eran "puntas"; una cosa pequeñita y sin cabeza de clavo; casi me dejo los dedos en el intento, pero lo conseguí. Mi mujer pasó un hilo de coser por los clavos, y así tejió un soporte para la enredadera,  por la que en los meses siguientes fue subiendo hacia el techo. Cuando llegó al techo, mi mujer me pidió que clavara unas cuantas puntas más en el techo; a continuación mi mujer pasó hilo de coser tejiendo en el techo un soporte para la enredadera. Le alababan tanto a mi mujer las visitas por su enredadera, que comencé a hablar muy bien de la enredadera, a ver si alguna visita me felicitaba por la enredadera; pero los piropos siempre eran para mi mujer. La verdad es que era bonita, y mi mujer la cuidaba mucho; incluso le quitaba el polvo, además de todos los cuidados que he indicado; yo creo que llegó a hablarle; no le puso ópera, pero la enredadera escuchaba la música que yo escuchaba.

Un día, a la vuelta de las vacaciones mi mujer sugirió que convenía pintar la casa. Vinieron los pintores; levantaron mucho polvo, ya se sabe, y cuando el tocó el turno a la sala en la que estaba la enredadera, tuvimos que desenredarla y, con mucho cuidado, enredarla en si misma para guardarla de los empellones de los pintores. Cuando éstos terminaron y se fueron, la casa limpia y recién pintada, nada menos, volvimos a poner la enredadera en el mismo sito en el que había estado toda su vida; mi mujer la enredó en los hilos que había vuelto a pasar por las puntas, porque no las habíamos quitado y los pintores las habían respetado; bueno, no todas, algunas creo recordar que tuve que volver a clavar. La enredadera estaba en su  sitio, limpia y fresca, pero no tenía la vida de antes de pasar por los pintores.

Algunas semanas después, a pesar de los cuidados de mi mujer, decayó; perdió algo de su frescura; comenzó a ponerse color verde pardusco. Debió de ser en noviembre, no recuerdo la fecha exacta, cuando mi mujer, ante la evidencia, me comunicó que la enredadera se había secado.

¿Qué había pasado? Pues no lo sabemos; debió ser porque estuvo un día fuera de su sitio y enredada en si misma, debió ser que yo no colaboré con mi mujer, debió ser el polvo de los pintores, aunque mi mujer la limpió con sumo cuidado, debió ser que respiró productos químicos desconocidos para ella, debió ser el cambio obligado del hilo de coser, debió ser que cambié mis preferencias musicales, debió ser que siempre había estado en el mismo sitio y lo pintamos, borrando todo resto reconocible por la enredadera, debió ser que nunca tuvo cerca otras plantas, porque ella llenaba mucho espacio, debió ser, incluso, que mi mujer la cuidó demasiado y veinticuatro horas abandonada fue demasiado, debió ser que escuchó demasiadas alabanzas y su autoestima llegó a la soberbia de creerse única. Las posibilidades que manejó mi mujer durante bastante tiempo fueron tantas que no las recuerdo. No lo sabemos. Entonces mi mujer, en la primavera siguiente trajo una enredadera ya crecida, y la pusimos en el mismo sitio que la anterior, pero también decayó. Nunca más ha comprado mi mujer otra enredadera. En esa misma pared ahora hay un mueble al que sólo hay que quitarle el polvo.

Se acabó el cuento. Me pregunto por qué se suele recurrir tanta veces, para hablar de la educación,  a la analogía con la  botánica. Nunca se busca el símil de algún primate, nunca, y eso que están más cerca. Tanto se recurre a la botánica que he llegado a escuchar de boca de un ingeniero agrónomo, como argumento de su postura ante la educación de los niños, que él sabía mucho de genética porque había dirigido planteles y un laboratorio genético de no recuerdo qué plantas; debía de ser algo parecido, pero muy desarrollado y elaborado,  a los guisantitos de Mendel.

La educación de un hijo, un alumno, un sobrino, un nieto, un vecino, un compañero, un paisano, etc., siempre es más complicada que las analogías de la botánica. Por suerte. Esa mayor complicación me permite a mi, ahora, escribir esta chorrada; y lo he hecho porque quiero, porque me enseñaron a hablar, a leer, a escribir; me enseñaron todo lo que sé y soy hoy; no sé cuánto he ido aprendiendo de lo que me enseñaban todos, pero sí sé que mi vida, aunque más aperreada que la de la enredadera de mi mujer, es más rica, variada, interesante. Sé, porque me lo han enseñado, que puedo elegir, decidir, y lo he hecho dentro de los marcos que la vida, mi vida, no la de los demás, bueno, también la de los demás y muchas cosas más,  me ha puesto en las manos. Sé que mi mujer, con su enredadera, lo que nunca hizo fue estirarla para que creciera, porque sabía que si la arrancaba de la maceta, de su tierra, moriría, no sólo (solo) decaería. Educar, dentro del marco de la definición de Durkheim no es que sea más difícil, porque es fácil, se viene haciendo desde hace siglos, y en la mayoría de los casos muy bien, es que es muy complicado, porque exige la implicación personal, de la persona entera. Vale.