Debe de ser "qué", porque lo poco que he conocido a través de la prensa y un único día, creo, es que se ha reunido una cuarentena de profes de pública y han hablado de seguir las huelgas y manifestaciones en contra de los "recortes" en el sistema escolar público de la CAM (Comunidad, no Caja), pero espaciándolas más, porque ha ido descendiendo el quorum de las últimas. Me refiero a las camisetas verdes y demás.
Tregua que se puede deber a decisiones estratégicas de los responsables o encargados -porque si digo cabecillas, los he crucificado-; se puede deber a que en las vacaciones de navidad es aconsejable parar; se puede deber a que no es solo la CAM la afectada, cuando otras comunidades especiales (las tres históricas) o no han metido el cuchillo (¿o las tijeras? ¿o el escalpelo?) en el sistema escolar público -que no nacional, ni estatal- para favorecer al sistema escolar privado-concertado.
Si la tregua se debe a la expansión de las "medidas duras o difíciles" en el sistema escolar a otras comunidades autónomas, se puede interpretar como una batida en retirada ante la imposibilidad de enfrentarse a todo el poder estatal -esta vez sí es estatal, por la acumulación de poder en el PP-, y, puede además, que sea, como en otras muchas ocasiones históricas del sistema escolar español a partir de 1820, en las que los profesores, directores, inspectores (los que trabajan en el sistema escolar público) han acabado aceptando los decretos y órdenes ministeriales sin rechistar y cumpliéndolos, a lo peor por aquello de educar con las conductas, y una de las cosas que deben transmitir a sus alumnos es que hay que cumplir la leyes. Creo que es una opinión científico-sociológica el calificar a este grupo de trabajadores (profesores, catedráticos, contratados, etc.) de sumamente sumiso y cumplidor de las órdenes políticas. Al fin y al cabo, los políticos acaban, les sustituyen, y los sustituyentes (no constituyentes, cuidado) vuelven a legislar para, por ejemplo, añadir un curso más al bachillerato, restándolo a la educación secundaria obligatoria (porque el bachillerato es educación secundaria no obligatoria: buena denominación, ¡viva dios!). Y esta propuesta, que es la única que dejó en la mesa el candidato a Presidente del Gobierno sobre la reforma del sistema educativo-escolar,, hace un mes, no solo, como dijo con cuidado y sin alzar la voz la oposición al gobierno, puede descabalar todo el sistema -que no sería muy grave, porque lo de la reforma de la educación es permanente desde, por lo menos, 1970-, sino que revienta desde el centro el sistema escolar-educativo vigente; porque, se quiera o no, es decantarse a las claras porque el Bachillerato es solo preparatorio para la Universidad o Estudio Superiores (que existen al margen dela Universidad; son superiores porque van después del Bachillerato, no porque sean superiores en calidad, profundidad, etc.). La piedra angular del sistema vigente es que la educación primaria y secundaria obligatoria son para todos y todas (sí) y gratuitas, no medio gratuitas como en los centros privados-concertados, y por ello tiene como finalidad: preparar para estudios superiores y preparar para la vida laboral; si añadimos un curso más al bachillerato, restándolo de la educación secundaria obligatoria la balanza pierde el equilibrio al cargar más el platillo de preparación para estudios superiores.
Un inciso; el MEC (Ministerio de Educación y Ciencia, aunque le hayan ido añdiendo y quitando iniciales) es un centro de poder que ha mostrado sistemáticamente un...furor uterino por decretar, ordenar y circular; cada curso escolar ocupa un tomazo de más de mil quinientas páginas la recogida de todo lo que el MEC ha publicado en un año en el BOE; si añadimos lo publicado en las comunidades autónomas, pues me pierdo. Educación no está transferida a las ciudades autónomas de Ceuta y Mellilla, y este hecho produce que si el Ministro del ramo legisla un detallito, debe publicar por duplicado; primero para todo el territorio, y al día siguiente, diciendo lo mismo, para Ceuta y Melilla.
A lo que iba; no es una tregua; al final, como tras veces, manda el que paga.
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