jueves, 12 de enero de 2012

Al sistema escolar le están perdiendo el alma.

No podía ser de otra forma. Han ganado los capitalistas (no confundir con los capitalistas del albero, que son solidarios porque llevan sobre sus hombros a los matadores triunfantes. ¡Vaya metáfora inversa y macabra sobre los capitalistas de los beneficios económicos!). Su triunfo se ha forjado sobre la supresión de los principios sociales, morales, éticos, dignidad de las personas, etc., que justificaban la existencia de la sociedad y de los Estados y de la Uniones estatales. Los triunfantes son los capitalistas, y de rebote es posible que haya triunfado el capitalismo; pero tampoco les preocupa esto último.

Este es el marco dentro del que está, y no existe hoy otro lugar ni imaginables, el sistema escolar. El sistema escolar siempre, siempre, ha tenido por objetivo transmitir conocimiento, razonabilidad, bien pensar, capacidad crítica, estructura mental y conocimiento de la realidad en la que se vive; por eso comenzó denominándose "ministerio de instrucción pública". El desarrollo, el progreso, de la sociedad le ha ido endilgando otros fines más altos e importantes: educar. Pasó así a ser un sistema dentro del gran sistema de la educación: genética, familia, instituciones escolares hasta el nivel superior (no sé si alguien es capaz de explicar este escalonamiento hacia arriba, se supone que hacia cotas más altas del conocimiento y de la educación), los mass-media (¡qué antiguo! ¿no?), las personas que se van cruzando en la vida de cada educando, etc. etc., la entrada en la vida adulta,y, finalmente, añado yo: la vida laboral.  Todo esto es el sistema educativo, y así se explica, además, el famoso proverbio africano puesto de moda a base de su repetición por todos: "para educar a una persona hace falta toda la tribu". Ya sé que no es el original que puso en circulación el publicista JA.Marina, pero es que la deriva de las citas repetidas miméticamente lleva, inexorablemente a su degradación; tal degradación que, al cabo de un tiempo, hay que cambiarlas; no es suficiente volver al original.

Una de las consecuencias no menos trágicas que otras, es que el triunfo de los capitalistas está destrozando el alma del sistema escolar: educar. No era fácil el empeño; pero mientras se supo por todos qué era eso de educar, se hizo y se hizo con éxito. Entre las primeras entradas en este blog está la carta de Albert Camus a su maestro de primaria, que explica muy bien qué es educar y qué es ser buen educador, y brillantemente escrito, por eso llegó tener el Premio Nobel, y también la definición de educación de Durkheim; no las voy a repetir. Educar es asistir al proceso de liberación de cada persona dentro del marco de la sociedad; es decir, sometidos todos a la ley que nos posibilita vivir juntos; y esto se apoya en la unidad y dignidad de la persona. La unidad, afirmada, niega el dualismo, todo, hasta el cartesiano. La dignidad solo puede existir si todos los demás respetan los derechos de cada una de las personas de la sociedad; los límites de los derechos están determinados por las leyes de cada sociedad, sin más condicionamiento que la supresión de los privilegios y de las trampas.

Los capitalistas nos están quitando, si no lo han conseguido ya, el alma del sistema escolar y de la educación,  porque han abortado, en aras de su beneficio, explicando que es la única manera de poder redistribuir, la posibilidad de enseñar a ser crítico, a hacer razonable -en todos los sentidos del término-, la vida desde que se nace hasta que se muere. Si solo interesa el beneficio (y todos los demás términos económicos que acompañan en procesión hasta llegar a la actual "ciencia económica"), ¿en que se convierte cada persona? Como máximo en "medios" para que ellos consigan sus beneficios; nos están cosificando...¿o petrificando?


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