Tengo activadas tres alertas de Google sobre educación y el sistema educativo. Todos los días les doy un repaso; raro es el día que no hay unas cinco referencias, de 30 en total, llorando por los desafueros del sistema educativo (escolar, insisto). Nunca, y seguro que exagero, encuentro soluciones, solamente lloros y diatribas. Algunos hechos.
1. Octubre de 1960. Unos 110 alumnos, de los que únicamente diez eran chicas y se sentaban en un espacio relegado a ellas , empezamos en la derecho en Valencia (la facultad entera no llegaba a 400 alumnos), y los cuatro catedráticos nos dijeron el primer día de clase que estábamos muy mal preparados, peor que los de promociones anteriores, y es posible que tuvieran razón; uno de sus argumentos es que no sabíamos latín, y era imposible estudiar derecho sin saber latín.
2. Años ochenta y noventa del siglo pasado. Treinta años después, en sesiones de evaluación de secundaria y bachillerato, los profesores del colegio que dirigía aún seguían utilizando el argumento de que los alumnos que llegaban, desde el mismo colegio, a 1º de ESO o 1º de Bachillerato, por ejemplo, venían peor preparados. El mismo argumento se lo he oído a profesores de 5º de Primaria, y antes EGB, que venían mal preparados de 4º.
3. Años noventa. Seguramente previa denuncia, la inspección nos obligó a ajustar nuestro programa de 3º y 4º de ESO al legal. Nuestras trampas: en vez de dos horas a la semana de cultura latina, había cuatro horas de latín; en ves de "educación plástica y visual", se daban clases de Hª del Arte a los alumnos que en Bachillerato elegirían letras, y geometría los que elegirían ciencias; y algunas más de ese calibre, como clase diaria de lengua española en vez de tres, clase diaria de inglés en grupos reducidos. En nuestras protestas, apoyados en la reglamentación, llegamos hasta el entonces Director General de la Comunidad de Madrid; no ganamos porque él debía igualar los programas para asegurar la validez los títulos. Mi respuesta tiene que ver con las deficiencias del sistema escolar; las clases de dibujo técnico, por ejemplo, en el colegio que dirigía nunca sería iguales a las que se daban en centros públicos; porque nosotros introducíamos la geometría desde 5º de EGB o Primaria, para empezar. Y diferencias sociales; en nuestras clases se usaban todos los materiales necesarios, y con marcas predeterminadas por calidad; y mil diferencias más, que se pueden especificar. PISA las da; los resultados de los centros privados (no concertados) en España están al mismo nivel que Finlandia, Corea, etc.
4. Dejemos de llorar. Por mi parte he propuesto cinco puntos sobre los que ordenar el sistema escolar: fundamentos de la calidad de un centro, que no implican más presupuesto, ni más medios; exigen reformas de la estructura, no estructurales, que no creo que no ha cambiado, por mucho que se diga, desde la ley Moyano. Y si apretamos más, desde la Ley de 1970; en esa ley ya era obligatoria la enseñanza hasta los 16 años, y además gratuita, e introdujo las tutorías. Si se hace un lectura comparada entre la LGE de 1970, la LODE y LOGSE, la LOCE, y la LOE, en cuatro columnas, se puede comprobar que las diferencias no son serias ni de estructura. Por lo tanto, en cuanto a leyes, hace 40 años que tenemos la misma.
5. No tenemos un problema de exceso de universitarios, sino de claramente insuficiente número de titulados de Secundaria no obligatoria media y superior. Algo que ya pretendió arreglar la ley de 1970, porque lo planes de desarrollo exigían mano de obra preparada y especializada; se hizo lo contrario, al cargarse la formación profesional. Es una ficción legal que la EGB, y ahora la ESO, son el primer grado de formación profesional. El último borrador de la LOGSE, o casi el último, planteaba que los centros de Secundaria obligatoria tendrían que montar la formación profesional; el texto aprobado relevó la obligatoriedad: por lo caro que es montar un grado de FP, y porque todo el sistema de centros de FP debían tener una salida con el Bachillerato.
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