El tertuliano ascendido a ministro reduce las becas universitarias por dos flancos. Rebaja la cuantía total de la partida, luego hay menos dinero para becas, y o hay menos becarios o las becas reducen su cuantía individual, o las dos cosas a la vez. En segundo lugar ataca por el otro flanco; sube el listón de las condiciones, cumplidas las cuales, se tiene derecho a la beca. Total, muchos menos alumnos y alumnas con beca suficiente para poder estudiar en la Universidad; esto reduce el número de alumnos en la universidad, lo que vuelve a plantear problemas de financiación de la universidad pública. En esta marco, creado ex novo por el tertuliano ascendido a ministro, surgen las "almas caritativas", no las almas políticas, dispuestas a pagar de su bolsillo el dinero necesario para que algún alumno, que no tenga dinero, pueda estudiar; gracias a la beneficencia, o a la caridad personal. Al tertuliano ascendido a ministro le parece, inmerso en la alegría y los nervios que sufre toda la embajada española (¿cuántos han viajado de gorra a Buenos Aires?) persiguiendo la nominación para financiar y pagar los Juegos Olímpicos del año 2020, una buena idea. Está usando la máquina del tiempo que, según los guionistas de El Intermedio, ha inventado el fiscal sin haber ejercido, lo que permite presumir que se lo están contando en las reuniones del consejo de ministros.
Los bancos de alimentos recibieron el premio Príncipe de Asturias, merecido sin duda. Si el trabajo desinteresado de miles de personas que gestionan estos bancos merece el premio, también las personas que desinteresadamente sacan adelante Caritas y todas las organizaciones que se dedican a subvenir las necesidades que millones de españoles no pueden pagarse en esta sociedad de consumo. Brillante y merecedora de reconocimiento la labor desinteresada que estos miles de personas desarrollan en beneficio de sus conciudadanos. Pero, sin saberlo, sin ser conscientes de ello, porque están trabajando apremiados por las necesidades de sus conciudadanos, están usando la máquina del tiempo inventada por el fiscal sin haber ejercido.
¿Para qué sirve esta máquina del tiempo? Sobre todo para aliviar situaciones personales y familiares realmente graves que exigen acciones urgentes y solventes. Buen invento. La cuestión es que estas necesidades ya tenían soluciones justas, equitativas y solidarias a través de las becas universitarias, que debían aumentar en vez de empequeñecerse, y a través de los servicios sociales de los que España se había dotado a sí misma. Las soluciones surgidas de la máquina del tiempo nos arrojan por un socavón enorme hacia la beneficencia y la caridad; terrible regresión política, social, económica y humana. Un injusticia, en el sentido más profundo y ético del término, porque el estado social y de derecho corta las amarras de la justicia y la igualdad, dejando a la deriva a millones de españoles buscando almas caritativas que decidan voluntariamente, para ganar más cielo del prometido o por filantropía, que les saquen de la desigualdad. Error conceptual, porque la caridad o la filantropía no corrigen la desigualdad, solo le echan un velo encima para que se vea menos, y todos podamos vivir tranquilos, e incluso ufanos por la acción de caridad o filantropía realizada.
Post scriptum: He terminado de leer El País, y, lógico el chiste de El Roto. Se me ha ocurrido una pregunta al gobierno del registrador: ¿La caridad con universitarios que no puedan pagar sus gastos académicos se podrá desgravar en la declaración de la renta, y en qué porcentaje?
Post scriptum: He terminado de leer El País, y, lógico el chiste de El Roto. Se me ha ocurrido una pregunta al gobierno del registrador: ¿La caridad con universitarios que no puedan pagar sus gastos académicos se podrá desgravar en la declaración de la renta, y en qué porcentaje?
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