El título de estas entradas puede que tenga resabios de telenovela; pues sí, porque el desbarajuste se palpa y se ve todos los días. Por ejemplo; durante mi paseo medicinal mañanero he caído en la cuenta de algo que se me estaba pasando de largo; dos abuelos, varones, en momentos y lugares distintos, paseando a su nieto, y tres chicas, por lo de jóvenes, paseando a su perro.
Otro ejemplo. Estas semanas pasadas en Jávea me han demostrado que estaba, estoy, enganchado a un programa de La Sexta, "Al rojo vivo". Lo sigo, sin pasión, pero enganchado; igual que si no tengo papas (patatas fritas, en Valencia), el aperitivo me sabe a menos. La excusa de este enganche es similar a la que tienen quienes se enganchan a las telenovelas de las tardes; es muy fácil seguir los debates que sobre la realidad lanzan todos los días entre cuatro (en verano) y seis tertulianos. Hace unos días, no recuerdo la firma, en El País, se preguntaba por el trabajo del Sr. Maruhenda como director de La Razón, porque pongas el programa de debate que pongas está él, y a todas horas; esa duda la tenía yo también, pero no escribo en El País. Además de fáciles de seguir, lo cual explica que un tertuliano haya llegado a ministro de educación, cultura y deporte, resultan apasionantes porque la realidad echa a la calle sorpresas cada día. Un inciso sobre el ministerio que ostenta, aunque no sea ninguna medalla, un tertuliano; lo de arrejuntar educación, cultura y deporte tiene su enjundia; en otras ocasiones le quitan la cultura y el deporte y le dan la ciencia; debe ser porque estos cuatro asuntos son intercambiables y tienen menos trascendencia "política" que otros temas; ya que estamos con ministerios, a lo mejor era conveniente, ya que han devuelto del nombre de fomento a las obras públicas, devolver el de "instrucción pública" al de educación; más que nada por lo de la "instrucción", que a eso suenan las leyes de educación, menos la de 1970.
El desbarajuste que de lunes a viernes se desgrana en "ARV" (Al rojo vivo, siguiendo la costumbre de poner las iniciales de lo que sea como si estuvieran bordadas en la el lado derecho de la camisa) tiene una estructura parecida a las telenovelas, con una diferencia: no tiene actores; solo tiene narradores de los hechos y de sus significados posibles. El director de La razón, con toda razón, suele quedarse estupefacto ante las opiniones de sus contertulios, y lo dice casi en todas sus intervenciones, porque vive otra realidad diferente; además de estupefacción, tiene un vicio: augurar, e incluso asegurar, que todo el asunto del PP (Partido Popular) va a quedar en nada, porque no hay nada, es todo inventado, y que Rajoy ganará las próximas elecciones con mayoría absoluta; y suele añadir: "ya lo veréis".
Esa realidad que la dirección del programa elije cada día, y que la ponen en bandeja los políticos, es la que es apasionante seguir, es la que es como una telenovela, en este caso sin actores en pantalla, aunque de vez en cuando la dirección del programa echa mano de imágenes. Un inciso; parece que la frase de McLuhan, una imagen vale por mil palabras, no responde a las investigaciones de la neurociencia; dicen los que se dedican a remover en el cerebro que lo que oímos está más segundos en la memoria de trabajo que lo que vemos. Esa realidad de la que hablan ha sepultado la LOMCE en el fondo del cajón; porque la verdad es que el sistema escolar, hasta que el tertuliano ascendido a ministro vuelva a hablar, no interesa. Lo que interesa son declaraciones como aquella de hace unos días, en caliente, diciendo que los trescientos años de Gibraltar no español han sido como un "recreo", y que se ha acabado mediante intervenciones que imposibilitan cualquier negociación; a cambio, vendrán tres o cuatro, cuasi becarios, a hacer un análisis de campo, y con esos datos los capitostes de Bruselas llegarán a decisiones similares a la de "reducir" la cantidad de armas vendidas a los bandos en litigio en Egipto, mientras Obama, el esperado, entrega dinero en billetes a los militares, no al gobierno, eso he oído o leído.
En mi cole los recreos acababan con un toque de sirena, como en las fábricas de Chaplin, que hacía sonar un enchufado, alumno, claro, que podía salir de clase el primero y entrar el último. Este dato tiene que ver con esos momentos en los que los políticos salen en tromba a los pasillos y se ponen a largar, pero sin pararse a mirar a quien pregunta; solo largan palabras. En mi cole, y por eso cuento esta escena de los políticos, había algunos días que a la hora de entrar en clase a alguien se le ocurría gritar "marica el primero y el último": atasco empujando para meter a alguno de los compas, y prisas por no ser el último.
Tengo que aclarar a estas alturas del desbarajuste que me gustaría tener el vigor (o se dice "rigor", y no el "mortis"; aprovecho para corregir a un periodista tertuliano que pronució "rigór mortis", en vez de "rígor mortis") intelectual y la "vis comica" (que ambas palabras son latinas) para, por una parte, compendiar la realidad, y por otra, hacerlo con fuerza de comedia. Para saltarnos de vez en cuando la tragedia, las tragedias, que vemos, oímos contar, o suponemos al oír noticias; esa tragedia que la película Elysium sitúa en el año 2154, y que en realidad la estamos viviendo hoy en directo. Compendiar la realidad, es decir, ser capaz de saltar desde el suelo a unos cuanto metros, pocos, para poder ser consciente del tamaño de la mierda sobre la que vivimos.
Hay que creer en el desbarajuste cuando alguien es capaz de admitir errores de bulto, declararse a si mismo inocente y seguir en el puesto de guardia, que eso parece antes que jefe de gobierno; cuando desde unos escalones más abajo, otro lanza que hay que quitar "privilegios" a los contratados indefinidamente para dárselos a los contratados temporalmente, y el siguiente de a bordo, al día siguiente, lo arregla diciendo que su jefe hablaba, en realidad, de "hiperflexibilización" de los contratos de trabajo; cuando, para ahorrar y cumplir con el objetivo de déficit, a esto se ha reducido la política, suprime las pagas de verano y navidad a los jubilados que están en residencias públicas o privadas concertadas (es decir, que también son públicas, porque las pagamos entre todos); cuando se dice en voz baja que la "prima de riesgo" española ha bajado porque ha subido la alemana. (Añadir todos los "cuandos" que todos conocemos, y también los ignorados, porque tienen muchas probabilidades de ser reales).
No hay comentarios:
Publicar un comentario