Otro dato previo. Hasta hace unos años si pedías un crédito a un banco, éste quería garantías reales y avalistas; es decir, se aseguraba el cobro del principal y de los intereses sin complicarse mucho al vida. Hoy, si pides un "rescate" (estoy seguro de que es el nuevo nombre del crédito; porque creer es mucho más personal que "rescatar"; además recatar tiene un nimbo de gloria y desinterés personal; todo ventajas), además de los avales y las garantías reales -o ideales-, te piden que hagas sacrificios.
Hete aquí que, además de cambiar el nombre de los créditos, copiando de la moral católica exigen sacrificios. Yendo más allá de los confesores católicos, además de los sacrificios exigen el pago del principal y de los intereses. Vamos, la penitencia y el sacrificio.
Hete aquí que ser rescatado es un desdoro para el rescatado, cuando hasta hace poco tener muchos créditos en los bancos era un honor con derecho a medallas.
Los créditos -económicos, no los escolares-, tiene que ver con la deslocalización o dislocación del sistema escolar. Solo enunciarlo: para deslocalizar o dislocar hace falta dinero; luego créditos o rescates, y no sé si se puede elegir. Seguirá.
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