Oí ayer al tertuliano ascendido a ministro defender, creo que recuerdo con precisión, que la eficiencia económica no tiene necesariamente que empeorar el sistema escolar; de acuerdo; pero él no ha decidido ser más eficiente, sino que ha decidido ahorrar, restar, disminuir, achicar, los recursos económicos que asignar eficientemente. Se puede ser eficiente con pocos o muchos recursos económicos, sí, pero no es lo mismo, por ejemplo, treinta alumnos en un aula que cuarenta alumnos en el mismo espacio; no es lo mismo atender individualmente a cada alumno en un aula con 25 alumnos que con 50; no es lo mismo dar clase a a 40 que a 20; no es lo mismo tener 40 alumnos, y a sus familias, tutelados, que treinta. Y en todos los casos se puede ser mi eficiente. Otra cosa será qué resultado se obtienen, es decir, si se es eficaz.
Reducir el presupuesto del sistema escolar nacional es cambiar los objetivos a conseguir, es cambiar los resultados esperados; de una forma más cínica se puede defender: que no va a descender la calidad del sistema escolar nacional, aunque se reduzcan sus recursos económicos, personales, espaciales, etc. Y no se arregla todo eso aumentando el número de horas de clase, que es lo único que parece que va a aumentar, al menos en algunas materias, a costa de otras.
La reducción de recursos económicos afecta al sistema escolar público nacional y al sector público concertado, pero no por igual. Hay más recovecos, pero vale uno económico; los centros públicos concertados va a recibir una cantidad menor por el concierto económico, pero podrán cobrar más a las familias de sus alumnos y, sobre todo, tendrán 40 o más alumnos por aula; luego unas diez familias pagando material escolar, psicólogo, actividades extraescolares, comedor y, para incluir un chiste de Gila, desgaste de patio, santo del director, y demás gavelas que pueden ir cayendo en beneficio de los alumnos, por supuesto. Total, que el sector del sistema escolar público concertado va a disponer más recursos económicos. Es posible de eso se tratara desde el inicio.
Estamos ante deslocalizaciones, dislocaciones, disloques, o son solo acciones políticas destinadas a privatizar al máximo posible el sistema escolar nacional. Es una manera sencilla de reducir los gastos e inversiones del sector público nacional; no doy el servicio, y no lo pago. Estupendo; ahorrar por no comprar, ahorrar por no invertir. Eso no es un anteproyecto de ley orgánica para la mejora del sistema educativo; es...otra cosa, ¿no?
Otra dislocación. Ayer 5 de septiembre de 2012, cuarenta y dos años después de su supresión, las Cámaras de comercio españolas y alemanas decidieron, noticia de TVE 1, resucitar a los aprendices en las empresas, so capa de formación profesional dual. La Ley de Educación de 1970 apostó por la formación profesional reglada, y se cargó las escuelas de aprendices de las empresas y otras, se cargó el PPO (Plan de Promoción Profesional Obrera), y ahora, sin que se entere el tertuliano ascendido a ministro los empresarios, seguramente alemanes, los reinventan en España para el mercado del que disponen: mil quinientas empresas alemanas en España; el telediario de la 1 dio hasta el salario de estos aprendices: entre 230 y 530 euros. Esto no es ni deslocalización, ni dislocación, ni disloque; es un acto legislativo. ¡ Take of de Flask, Carrask!
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