miércoles, 6 de octubre de 2010

Trasfondo de la escolarización.

Reproduzco unos párrafos del Proyecto Educativo del Colegio Arturo Soria; porque los escribí, y recuerdo que me salieron de los dedos de un tirón, sin pausas ni dudas; nadie lo ha retocado desde 1986; ya no son míos, porque los regalé al Colegio. Para mi siguen siendo expresión de lo que creo que es la escolarización:

El proceso de enseñanza/aprendizaje está determinado, sobre todo,
por un complejo fenómeno de implicación personal.

Los profesores, para serlo, necesitan conocimiento de la materia que
imparten, metodología específica, esquemas didácticos adaptados a
los alumnos concretos a los que se dirigen; pero estos tres
elementos no precipitan un profesor: éste debe,además, poner
en juego sus actitudes personales ante el hecho educativo y ante la
vida en general; aún más, debe sentirse responsable, personalmente
comprometido,no sólo de la enseñanza, sino también de que realmente
sus alumnos aprendan. Es pues, toda la personalidad del profesor,
puesta a ser y a hacer, lo que una persona que opta por ser educador
y profesor se ve obligado a apostar.

Pero sólo la mitad del binomio no daría los resultados propuestos.
Es imprescindible también la implicación personal del alumno.
Sus circunstancias sociales ypersonales, sus capacidades y
sus actitudes, determinarán su forma y su grado de implicación.
El alumno no opta por aprender, así como el profesor es una
persona que ha optado por enseñar.

El alumno no tiene otra opción; un niño que quiera desarrollarse y
crecer, y lo hará aunque no quiera, debe estar escolarizado;
la sociedad no tiene previstos planes alternativos; incluso es
obligatoria la escolarización. Por tanto, la escolarización, el
aprendizaje, el estudio, de hecho es una realidad hasta los dieciséis años.
Por todo ello, el alumno se encuentra íntima y personalmente implicado en el
proceso enseñanza/aprendizaje, en el proceso educativo oficial.

Sigue, con todo,siendo cierto que “el colegio”, “la escuela”, “la universidad”,
no abarca todo el complejo fenómeno del crecimiento personal
hasta la madurez humana; pero al ser el único camino previsto
por la sociedad adquiere, indebidamente, connotaciones de totalidad.

En consecuencia, si profesor y alumno no se implican personalmente y a
fondo en el proceso enseñanza/aprendizaje, no sólo fallarán éstos,
sino también lo que
entendemos por “formación integral del alumno”.

Dicho de otra forma, si la
integración de profesor y alumno en el sistema

escolar no es buena, fallará la
implicación personal y se producirán

deficiencias en el desarrollo personal de ambos.


Por eso, por estar marcado el proceso por las personas que lo cursan,
es importante
la motivación, y quizá el camino hacia una

fuerte motivación pasa necesariamente
por la adaptación, por la

integración. Este será, por tanto, el objetivo prioritario del
Colegio: alcanzar altas cotas de integración de alumnos y profesores.

La motivación es un camino que también pasa por incentivación y para
que sea
efectiva necesita un esquema de mínimos. Este esquema de mínimos

está
determinado en el colegio por la disciplina. La disciplina podemos,
estratégicamente, verla en dos vertientes: convivencial y académica.
El marco
disciplinar convivencial ya está definido en el Estatuto y

Reglamento de Régimen
Interior del Colegio y en el próximo

capítulo de este Proyecto Educativo. Es oportuno
ahora, definir la

disciplina académica.

Si ahora mismo escribiera sobre los mismos temas incluidos en los párrafos anteriores, no sería capaz de sintetizar; escribiría varias páginas, ineficaz en el intento de explicarlo todo y de contentar a todos. La ingenuidad y la ilusión de hace veinticinco años me aseguraron mi verdad, sin resquemores ante la crítica y ante la denuncia de agujeros teóricos

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