Para expresar estos dos agentes educativos relacionados, porque lo están muy directamente en la educación, recurro, también ahora, a unos párrafos del Proyecto educativo del Colegio Arturo Soria, de los que también soy autor y donante a la misma institución. Los escribí por la misma fecha, 1986, y no resultaron tan fáciles de redactar; creo, o quiero, recordar que les dí muchas vueltas y consulte bastante bibliografía.
El Colegio Arturo Soria no tendría sentido sin la presencia activa y constante
de los padres de sus alumnos, porque los padres, como agentes educativos,
son la piedra angular sobre la que se asienta la labor colegial.
En la familia se realizan los principales aprendizajes cognitivos y
emocionales, que permiten a los alumnos comprender el funcionamiento
del entorno y de la sociedad. En la familia se aprenden las acciones,
momentos y periodicidad de los elementos centrales de un desarrollo
sano de la vida, que habilitan la autonomía y la relación social.
Los padres enseñan órdenes de prioridad y normas de convivencia; en el
devenir familiar diario llegan mensajes a los hijos sobre el valor que se
concede a las cosas, a los hechos y a las personas, sobre los grados
de importancia que se atribuyen a las actuaciones cotidianas.
La formación del propio juicio, la distinción entre lo importante y lo
accesorio, entre lo necesario y lo opcional, son elementos de la propia
personalidad que se constituyen tomando como modelos a los padres.
En el seno familiar se va aprendiendo a ser autónomo, articulando las
relaciones interpersonales y los vínculos con la sociedad de un modo
compatible con la libertad y la responsabilidad individuales, por
encima de la sumisión y la dependencia.
En resumen, en el Colegio Arturo Soria estamos convencidos de que educan
los padres, la familia. Las personas que trabajamos en el Colegio
colaboramos, ayudamos en una tarea a la que somos invitados por los
padres de los alumnos.
La labor educativa del Colegio, en resumen, es ayudar a los alumnos a
estructurar los aprendizajes familiares, contribuir el proceso de
personalización a través de la vida colegial, extender la autonomía
personal, que se aprende en la familia, a la vida en sociedad.
Todo lo que normalmente se entiende por educación de los niños y
de los adolescentes es una tarea que compartimos desde la familia
y el colegio. También compartimos aspectos específicos como la
educación del ocio, e incluso la formación académica.
En cuanto a la evolución académica de los alumnos está admitido
socialmente que es una competencia específica del sistema educativo,
del colegio; pero tampoco es en exclusiva. El deseo de aprender,
el gusto por hacer bien las cosas, la adquisición del hábito de trabajo,
y otros muchos elementos que giran alrededor de la vida
académica, y la sustentan, constituyen campos educativos en los
que laboramos juntos familia y colegio.
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