Más.
Si miramos hacia atrás, no es un cuento, es una saga inacabada. Al paso que van
los de la subcomisión, nos vamos a quedar con la LOMCE para varios decenios.
Terrible; porque cualquier cambio que se quiera introducir en el sistema
escolar –de 0 años hasta el doctorado universitario- lleva mucho tiempo
pactarlo, más el reglamentarlo, más (mínimo 5 años) implantarlos en los
pasillos y en las aulas; y una generación -20 años-, por lo menos, para empezar
a recoger resultados totales de todo el sistema.
Aprovechando
esta entrada en el blog, y estoy seguro de que lo he escrito en otra entradas
anteriores, hay un paquete grande en ese pacto y en su reglamentación, muy duro
de pelar. Empiezo por los ejemplos; no tiene sentido mantener áreas, materias,
asignaturas, etc. que lleven por nombre “historia universal”, salvo que se le
dedique cinco clases semanales durante siete años. Lo mismo para la historia de
Europa, la historia de la Literatura ¿universal?, para la filosofía, para las
matemáticas, etc. Hay una solución; no comenzar la literatura española por el
Auto de Reyes Magos, ni reducir la genética a los guisantitos, etc. Decidir qué
es conveniente saber de todo el paquete de conocimiento actual, y el que viene,
no es tarea fácil. O no, porque seguirán considerando vital aquello mismo que
sus profesores intentaron enseñar a nuestros políticos y, como son sabedores de
que no lo aprendieron, se lo quieren imponer a los infantes, adolescentes y
adultos sobre los que legislan con mano dura, por que dudan de que lleguen a
ser responsables y adornados con todas las capacidades y virtudes que
ostentosamente dicen que tienen ellos, lo que mandan.
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