jueves, 26 de mayo de 2011

Panfleto; uno.

La realidad de lo que es de verdad el sistema escolar (sistema nacional de educación, sistema público de educación, etc) está, creo, en los panfletos; pues voy con el número uno de mi colección.

Durante los veintiocho cursos que he dirigido un colegio he vivido en directo la realidad. Esta realidad une las dos líneas de mi blog; una, encontrar el fundamento de la calidad de un colegio; la otra, una definición de educación al día. Las definiciones y los sistemas (pedagógicos, educativos, instructivos, etc.) tienen, no puede ser de otra forma, la pretensión de ser reales; ambos pretenden mejorar la realidad, y por eso albergan en su interior el ansia de ser real, de pasar del papel a la vida diaria. Y la vida diaria es tozuda; se empeña en estropear lo ideado, lo escrito, lo legislado, lo discutido, lo acordado; porque la vida real es lo que existe, aunque los datos -que quieren resumir la realidad en números- se interpreten negativa o positivamente de forma relativa. Los datos siempre comparan, y de la comparación se deriva el juicio de la calidad comparativa y relativa.

En estos veintiocho cursos han dado clase en el colegio más de quinientos profesores distintos. Vamos a los números; esta cifra representa una rotación de 17 profesores cada año, de media; y 17 sobre un total de 65  del Claustro, es más del 25%. No sé si es alta o baja esta rotación; a mi me parece alta; sin embargo, el colegio fue mejorando. ¿Por qué?

Cuando se lee, sobre todo en los libros académicos, lo que deben hacer los profesores en un colegio, mi instinto me hace pensar en ángeles; con minúscula, no en Ángeles, que no sé quien es. Tampoco sé qué o cómo son los ángeles, pero nos contaron que eran muy poderosos; algo así como magos muy importantes. ¿Cuántos profesores hay en todo el sistema escolar de España en infantil, primaria, eso (sin mayúsculas, que es como se suele escribir) y bachillerato? No lo voy a buscar; pero supongamos que son  medio millón; ¿nos vale la rotación del 25 %? Pues 125.000 cambian de colegio cada año. ¿Medio millón de ángeles dando clase? Esto sí que es posible, porque nos contaron que eran miríadas. ¿Medio millón de profesores y profesoras (claro) acoplados a las expectativas de los teóricos de la pedagogía, de la psicología y de la organización escolar? ¿Y qué dicen los teóricos? Tres ejemplos, aunque las citas sean, en algún caso, largas.

Locke. Pensamientos sobre la educación, Akal, Madrid, 1986, páginas 207 y 208,  de los párrafos 146 y 147. ( La primera edición inglesa es de 1693).

Os asombrará, quizás, que hable yo de la instrucción en último lugar, sobre todo si os digo que es a la que trato con menor extensión. Esto puede parecer extraño en boca de un hombre d estudio; y la paradoja la hace mayor el que la instrucción es ordinariamente el asunto principal, sino el único, que se tiene en cuenta cuando se habla de educación. (...) Perdonadme si os digo que no puedo pensar con paciencia en que un joven caballero pueda ser metido en el rebaño castigado con el látigo y las disciplinas, como si hubiera de pasar bajo la manopla por las diversas clases, "ad capiendum ingenii cultum (para asegurar la cultura del espíritu). Pero qué,  se dirá: ¿Queréis que no sepa leer ni escribir? (...) La lectura, la escritura, la instrucción, todo lo creo necesario, pero no creo que sea la parte principal de la educación. Imagino que tomaríais por un loco al que no estimase infinitamente más a un hombre virtuoso y prudente que a un escolar perfecto. (...) Digo esto porque cuando llegue el día en que, preocupados por la educación de vuestro hijo, busquéis un maestro de escuela o preceptor, no le pidáis solamente, como es costumbre, que sepa el latín y la lógica. La instrucción es necesaria, pero no debe colocarse sino en segundo lugar, como un medio de adquirir cualidades más altas. Buscad,  pues, uno que sepa formar discretamente las costumbres de su discípulo; poner, pues, vuestro hijo en tales manos que podáis, en la medida de lo posible, garantizar su inocencia, desenvolver y alimentar sus buenas inclinaciones, corregir dulcemente y curar las malas y hacerle adquirir buenos hábitos. Este es el punto importante. Una vez se haya conseguido, la instrucción puede ser adquirida por añadidura, y, a mi juicio, en condiciones fáciles que es sencillo imaginar.

Antes de seguir con otro teórico, un comentario. Una cosa es buscas un preceptor, uno, para un hijo, y otra mucho más complicada es buscar a medio millón, o más, para que den clas en grupos de treinta alumnos. ¿No?

Montaigne. Los ensayos, Acantilado, Barcelona, 2007.  Traducción al castellano sobre la edución de 1595.(Libro I, cap. XXV, La formación de los hijos), Página 189.

(...) con el deseo de llegar a ser un hombre capaz más que un hombre docto, yo querría también que pusiéramos cuidado en elegirle un guía que tuviera  la cabeza bien hecha más que muy llena, y que requiriésemos en él las dos cosas, pero más el comportamiento y el juicio que la ciencia, y que llevara a cabo su tarea de una manera nueva.

Marina, José A. El cerebro infantil: la gran oportunidad, Ariel, Barcelona, 2011. Reproduzco párrafos de todo el libro; al final de cada cita daré la página. Para más comodidad de lectura, uso esta misma tipografía, en vez de la cursiva; también por aquello de que libro es del mes de abril de 2011.

El fin de la educación no es desarrollar su inteligencia, socializarle integrándole en una cultura, capacitarle laboralmente. Es eso y mucho más. El objetivo es ayudar al niño para que desarrolle una personalidad triunfante, capaz de aprovechar sus posibilidades, disfrutar con las oportunidades y soportar los conflictos. Pág. 60).

Nuestro trabajo como educadores es ayudar a que el niño construya esa maquinaria generadora y esa maquinaria ejecutiva, ponerle en buena forma creadora... de su propia personalidad. Y luego, retirarnos y empujarla a inventar su vida. (Pág. 87).

Cuando hablamos en serio de educación, no estamos hablando de cómo conseguir que nuestros alumnos sean dóciles deglutidores de información, sino de cómo ayudarles a que adquieran un carácter firme, alegre, animoso, inventivo, que les permita diseñar su proyecto de vida, su personalidad elegida. ¿No será un sueño? (Pág. 149)

No me cabe duda  de que la neurociencia nos proporciona el fundamento científico para alcanzar la Nueva Frontera Educativa, cuyos dos grandes objetivos son formar una inteligencia generadora de buenas ideas y buenas emociones, y construir una inteligencia ejecutiva capaz de desarrollar eficaces sistemas de control y dirección, capaces de evaluar y elegir proyectos, y de mantener el esfuerzo para realizarlos. (Pág. 179).

Ya no puede reducirse a transmitirlo que vale la pena ser recordado, sino a suscitar lo que vale la pena ser creado. (Pág. 190)

Se han acabado las citas, que sirve, sobre todo, para ver una vez más que siempre estamos en el mismo terreno de juego, y cada vez volvemos a creer que lo acabamos de descubrir. He conocido, y visto actuar, a más de quinientos profesores; aceptados todos los prenotandos de los teóricos, no nos olvidemos nunca del inciso de Locke: "...en la medida de lo posible." Este inciso, imprescindible para ver la realidad sin miopías, relativiza todas las teorías y posibilita que cada profesor o profesora actúe (del teatro, en serio) como sabe, como puede y como le dejan. Un supuesto real de la relatividad: ¿cómo puede enseñar a ser libre a sus alumnos un profesor que no es libre prácticamente para nada en el ejercicio de su docencia y de su actividad educadora?

Fin del planfleto uno.









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