Me sacudo la pereza que me produce transcribir textos; voy a por la cita entera del libro de Punset citado unas entradas anteriores:
Intuimos ahora que la reforma educativa de los próximos cincuenta años a escala mundial se caracterizará por una reforma radical de la profesión de maestro. Lejos de ser una profesión liviana, la del maestro será la carrera con un contenido más profesional y complejo que cualquier otra. lo que está aflorando del análisis en curso es que el objeto de la reforma no es tanto alterar la complejidad de las clases globalizadas ni la propia sociedad, como la categoría de los maestros, que verán sus objetivos transformados. ¿Cual será su misión en el futuro? ¿Formar especialistas? No. Dimensionar ciudadanos en un mundo globalizado. ¿Pertrechar las mentes de sus estudiantes? No. Reformar sus corazones. ¿Cómo se consigue alcanzar esta misión? Cumpliendo los dos objetivos siguientes: aprender a gestionar la diversidad de las clases modernas a las que ha cambiado profundamente la globalización. Y, simultáneamente, aprender a gestionar las emociones positivas y negativas que son comunes a todos los individuos y previas a los contenidos académicos adquiridos.
(Punset, Eduardo, "El viaje al poder la mente", Destino, Barcelona, 2010, pág. 267).
En la entrada anterior sobre el tema sólo añadí que ahí quedaba la breve frase de la cita qué seleccioné. Una vez más el sueno, a 50 años vista, de que el sistema escolar puede cambiar la sociedad. No es original; de alguna manera, algo parecido predijo Galbraith en 1967 (El nuevo estado industrial) al otorgar el poder, en el futuro, a la educación y a la ciencia.
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