Hace unas cuatro décadas que comenzaron a proponerse renovaciones y transiciones en los sistemas escolares en todo el mundo desde la pedagogía y la sociología hacia modelos que se ajustaran mejor (o más) a la realidad social y tecnológica; la neurociencia y la tecnología microelectrónica fueron, y siguen siendo, el trampolín desde el que se han ido lanzando innovaciones, renovaciones, modificaciones y deconstrucciones del modelo docente-educativo vigente desde hace siglos: profesores que transmiten información (y conocimientos) mediante la palabra. Contaban y cuentan con herramientas que les ayudan: pizarras clásicas, pizarras electrónicas, pc`s portátiles o de sobremesa, etc.; el primer soporte técnico fue el libro de texto.
El libro de texto fue la innovación más importante hasta hace tres o cuatro décadas, porque aseguraba a profesores y a alumnos el trabajo a realizar en clase y la información que el alumno debía adquirir.
La neurociencia, la IA, la fragmentación del conocimiento y su crecimiento exponencial, la universalidad de los sistemas escolares, la nueva y revuelta composición del alumnado en las aulas proveniente de culturas, idiomas, religiones y naciones diferentes, es la realidad que está obligando a encontrar un modelo escolar que deje en las cajas de la historia la mera transmisión de información.
"...lo último que un profesor tiene que proporcionar a sus alumnos es más información. Ya tiene demasiada. En cambio, la gente necesita la capacidad de dar sentido a la información, de señalar la diferencia entre lo que es y no es importante, y por encima de todo, de combinar muchos bits de información en una imagen general del mundo". (Harari).
Una de las últimas propuestas, proveniente de pedagogos "expertos" indican que en las escuelas deberían dedicarse a las cuatro "ces": pensamiento crítico, comunicación, colaboración y creatividad. (Recogido por Harari). Pero estas cuatro ces no se pueden adquirir más que mediante actividad intelectual sobre información científica.
Es evidente que Harari escribe al ritmo de las últimas publicaciones (basta con leer las fechas de publicación de lo libros que cita en las notas). Pero los sistemas escolares no solo transmiten información, y por eso a mediados del siglo pasado optaron por denominarse sistema educativos, porque, además de trasmitir información pretendían algo más. Por ejemplo:
Wylliam Johnson,que adoptó el apellido Cory tras salir de Eton, describía a sus estudiantes, hace más de 150 años, qué se entiende por educación liberal:
Al venir a esta escuela os comprometéis a una tarea no tanto de adquisición de conocimientos cuanto de realización de esfuerzos intelectuales mientras os sometéis a la crítica. Podéis conseguir cierto caudal de conocimientos; y no debéis lamentaros por la horas empleadas en acumular lo que acabaréis por olvidar, pues la sombra del conocimiento perdido al menos os protegerá de muchas ilusiones. Pero venís a una gran escuela no para adquirir conocimiento , sino para adquirir artes y hábitos: el hábito de la atención, el arte de la expresión. el arte de daros cuenta en un simple momento de una nueva idea, el hábito de someteros a censura y refutación, el arte de indicar asentimiento y desacuerdo de manera graduada y medida, el hábito de fijaros en los detalles con exactitud, el hábito de saber hacer las cosas a su tiempo, el gusto y la discriminación, el valor mental y la sobriedad mental. Sobre todo, venís a una gran escuela para conseguir el conocimiento de vosotros mismos.
(Tomado de PÉREZ-DÍAZ, Víctor, La esfera pública y la sociedad civil, Santillana- Taurus, Ciencias sociales, Marid, 1997, pág. 151 y s. Este autor toma la cita de ROSOVSKY, Henry, The University: An Owner´s Manual, Norton, Londres, 1990.)
Creo, por todo ello, que la propuesta de las cuatro ces es otra que hay que sumar a las mil quinientas una que pueden estar en el mercado para que se pueda elegir. Todas ellas se sustentan, de una forma o de otra, en la enseñanza y en el aprendizaje de conocimientos. Otro asunto más importante para mi es conseguir delimitar y decidir que información-conocimientos constituyen, aunque sea en constante adaptación, la materia sobre la que enseñar/aprender a la vez las cuatro ces.
Creo, por todo ello, que la propuesta de las cuatro ces es otra que hay que sumar a las mil quinientas una que pueden estar en el mercado para que se pueda elegir. Todas ellas se sustentan, de una forma o de otra, en la enseñanza y en el aprendizaje de conocimientos. Otro asunto más importante para mi es conseguir delimitar y decidir que información-conocimientos constituyen, aunque sea en constante adaptación, la materia sobre la que enseñar/aprender a la vez las cuatro ces.