martes, 27 de agosto de 2013

¡Mercado único para España!

Sí; por ejemplo las tasas de matrícula universitaria. ¡Viva la reforma Wert!

lunes, 26 de agosto de 2013

Desagonía personal. (V)

Persiguiendo. solo de palabra, pero desesperadamente, la excelencia, en un intento de ocultar la jivarización del sistema escolar. Un resumen de las miles de intervenciones del tertuliano ascendido a ministro, que pretende ser el primer ministro de la derecha con una ley de educación vigente. En más de una intervención ha recurrido - Esperanza Aguirre también, sea dicho de paso- a los Centros de Alto Rendimiento promovidos, al pairo de la olimpiada de Barcelona, para crear primera figuras del deporte; deportistas excelentes porque obtienen marcas merecedoras del oro,la plata o el bronce olímpico; deportistas excelentes. No es difícil conseguirlo; una buena selección de personas dotadas o sobredotadas para un deporte, y método de entrenamiento. Pero; lo de "centro de alto rendimiento" puede referirse también, y salvando las distancias, a una granja de gallinas ponedoras, o, más cerca, a los métodos de entrenamiento deportivo de la RDA o de la URSS. ¿Dónde se han ido quedado los menos dotados y los que tras los esfuerzos no alzanzan esa "excelencia"?

Esta es la excelencia que persigue el Sr. Wert: resultados "académicos" excelentes (¿Será este el motivo que empuja a la inspección educativa a sugerir delicadamente a los profesores  que suspendan a menos alumnos?). Ni sueña en perseguir la excelencia de las personas, que exige, creo, experiencias vitales excelentes desde punto de vista ético y ,sí, sí, metafísicos (cfr. el superhombre de Nietzsche). Volver a leer las citas de Camus y de William Johnson.

¿O es que no se pretende desde el MECD mejorar la calidad del sistema escolar solo mejorando los resultados académicos? Ese es el resumen de la LOMCE; mejorar los resultados académicos. Una ley de corto alcance, si es que los alcanza, porque para ello propone seis o siete cedazos de selección desde edades muy tempranas, que dejarán en el camino a muchos "mejores"; y la puntilla: reducción drástica de recursos en las aulas al alcance de profesores y alumnos en los centros públicos. Fomentará la desigualdad, como ya ocurría con la Escuelas Municipales, que impartían la educación primaria hasta los doce años; a los diez, examen de ingreso, que daba acceso al Bachillerato, y quedaban en la cuneta de la formación académica miles de alumnos. Puedo reproducir estadísticas oficiales de aquellos años; cito el dato de los nacidos en 1943; solo el 9%  se pudo matricular para la prueba de madurez, (selectividad), y aprobamos el 37%. Aquello sí que era alto rendimiento; y parece que volvemos.

Fabricar personas excelentes cuando e jefe de gobierno convoca los periodistas para que le vean pasear durante ochocientos metros por el campo; no dice nada; no admite preguntas. Los convoca para que le miren, o...¿para que le admiren? ¡Un tanto coqueto!, ¿no?

sábado, 24 de agosto de 2013

Un traspiés.

En un proceso temporal he pasado de desbarajuste a desagonía personal en el título de un grupo de cuatro entradas. Quizás porque alguien dejó caer que desbarajuste era insuficiente; los desahogos, aunque cerca de la agonía de Unamuno, tienen más fácil justificación. Sabemos por qué empezamos a pensar en algo, pero nunca sabemos, salvo que hagamos trampas, el final de esos procesos mentales, y pasamos de buscar en otro sitio a buscar en uno mismo. Será cosa de la edad. Vale.

Desagonía personal (IV).

Calidad y excelencia - bueno, más preciso, "mejorar la calidad". Son las dos palabras, no sé si conceptos en la mente del que firma como autor de la LOMCE, con las que el tertuliano ascendido a ministro persigue, incluso con saña y algún que otro cabreo, a todo aquel que no traga con una reforma que, como es previsible, va a jivarizar el sistema educativo, escolar para mi.

Para mejorar la calidad del sistema educativo, lo primerito: saber qué cosa es eso de la calidad. Desde la boutade filosófica de los del marketing, que acordaron que "bueno es lo que se vende", como si lo que se pone a l venta lo decidieran los que compran. Con esta definición de calidad el Sr. Wert lo tendría ganado; en primaria y secundaria hay escolarización del cien por cien. ¿Qué pretende vender el tertuliano ascendido a ministro? Desde su perspectiva de sociometra, y si añadimos lo de la "mejora", se mejorará la calidad midiendo lo que se puede medir; a contario, lo que no se puede medir, no se puede mejorar. Es otro concepto aportado por los grandes de la organización empresarial, sobre todo del automóvil; lo que no se puede medir, no se puede mejorar, luego lo que no se puede medir no entra en el comcepto de calidad. La LOMCE propone medir lo que es medible: resultados académicos; y lo va a medir con un instrumento de medición más que discutible -si todavía va revisando la unidad de medida "metro"- que son las "pruebas diagnósticas", id est, mediante tests, compuesto de "aitims" (items, pronunciado en inglés, que da más garantía). Así no medirá nadie nunca, nunca, la calidad del sistema educativo, y tampoco el del sistema escolar, porque el escolar es parte del sistema educativo. Los análisis, baremaciones, interpretaciones, barras en el eje de abscisas, etc. llenarán paginas y páginas; es una manera de marear la perdíz.

Aunque están recogidas en este blog, voy a copiar dos textos que sí definen la calidad en educación, y dan muchas pistas para mejorarla.


Al venir a esta escuela os comprometéis a una tarea no tanto de adquisición de conocimientos cuanto de realización de esfuerzos intelectuales mientras os sometéis a la crítica. Podéis conseguir cierto caudal de conocimientos; y no debéis lamentaros por la horas empleadas en acumular lo que acabaréis por olvidar, pues la sombra del conocimiento perdido al menos os protegerá de muchas ilusiones. Pero venís a una gran escuela no para adquirir conocimiento , sino para adquirir artes y hábitos: el hábito de la atención, el arte de la expresión. el arte de daros cuenta en un simple momento de una nueva idea, el hábito de someteros a censura y refutación, el arte de indicar asentimiento y desacuerdo de manera graduada y medida, el hábito de fijaros en los detalles con exactitud, el hábito de saber hacer las cosas a su tiempo, el gusto y la discriminación, el valor mental y la sobriedad mental. Sobre todo, venís a una gran escuela para conseguir el conocimiento de vosotros mismos.

Quien quiera tener más datos de esta cita, pues a la entrada del 24 de febrero de 2010 en este mismo blog.

La segunda es de Albert Camus, en la carta que escribe a su maestro de primaria de Argel, tras recibir el premio Nobel de Literatura:

19 de noviembre de 1957

Querido señor Germain:

Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días
antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que
no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi
madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño
pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de
todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero
ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue
siendo para mi, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón
generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños
escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

Le abrazo con todas mis fuerzas.

Albert Camus.

Los fines y los medios. Profesores y amueblar la azotea de los alumnos. Estos son los caminos para mejorar la calidad del sistema educativo, escolar para mi. No busque más, Sr. Wert, la sociometría no hará mejores (ética) a los alumnos, pero tampoco conseguirá que sepan más (conocimiento integrado).

Sobre la excelencia, otro rato. Pero entre tanto podría ir leyendo a Aurelio Arteta, y no a los gurús del management.



viernes, 23 de agosto de 2013

Desagonía personal. (III)

Vuelvo a la peli Elysium. Esta fábula futurista tiene algunas piezas más; no son pequeñas el principio, escenas en las que protagonista, pequeño, y en el cole, escucha a una monja (en 2154 todavía no habían, o habrán, desparecido) un discursito que resulta ser una premonición de su futuro como salvador de la humanidad, y las escenas finales, en las que el "salvador" acepta morir, cuando durante toda la peli su objetivo es curarse él, para salvar a toda la humanidad. ¡Ahí es nada! (Desde pequeño, no sé por qué, siempre que oigo la palabra "salvador" se me va la vista a la iglesia de El Salvador de Valencia, en la que hay un cristo en el altar mayor que siempre me daba miedo; sería por el miedo infantil enquistado hasta  hoy; por eso cuando he oído explicaciones sobre el valor salvífico del crucificado, mi imaginación se iba a esta iglesia, y no a lo que me estaban contando.).

Hoy en día nadie espera a un "salvador", sino a un líder, para que lo arregle todo. Es frecuente oír denuncias  a políticos, periodistas, teóricos, tertulianos y demás clases opinantes, no sé si pensantes, sobre la carencia de líderes en nuestra sociedad. Salvo error de mi memoria, y no lo voy a comprobar, en el diccionario Collins, en la entrada "lead",sustantivo, tiene una acepción curiosa: la correa para pasear al perro. Lo recuerdo para no caer desde el liderazgo hasta el dictador, porque si uno o varios líderes tienen que salvarnos estamos aviados; acabaremos bajo la bota de los dictadores, a no ser que la fábula de la peli no sea tal y ya estemos "gobernados" por los líderes, perdón, por los poderosos: pocos, igual que en la peli, desconocidos y con toda su parentela.

(Leí hace unos años un libro: MALIK, Fremund, Dirigir, rendir, vivir. Management eficaz para una nueva era, Deusto, Bilbao, 2002. El poso que me queda hoy de aquella lectura es que ya está bien de exigir a todos que sean, seamos,  líderes, y digo todos porque todos somos, por lo menos, líderes de nuestras vidas. Nos basta con aprender a hacer las cosas bien; las cosas personales, relacionales, laborales, profesionales; y bien significa: saber hacerlas sin hacer daño a los demás. De modo que bien y bueno se funden en la vida diaria.).

Se me estaba olvidando la LOMCE. En la radio, no recuerdo ni la hora, ni el programa ni el parlante, pero sí la idea: Wert le está haciendo el trabajo sucio a Rajoy jivarizando el sistema educativo, escolar para mi, para que salga más barato. El comentario era a propósito de las becas universitarias y el informe del Consejo de Estado. Pues sí, las seis reválidas de la primaria y secundaria, tres de diagnóstico y tres con efectos académicos, más las pruebas de acceso a cada universidad, más la reducción de becas en primaria y secundaria y en la universidad, no tienen el objetivo de mejorar la calidad y favorecer la excelencia, sino el objetivo de que se privatice, estudie quien pueda pagar, y al estado le salga más barato. Vamos, lo mismo que la sanidad en Madrid, la reducción de servicios sociales y demás "rebajas"; hay que jivarizar el presupuesto del estado cargándose todos aquello que pretende la igualdad, porque, como dice mi amigo, la libertad se da por supuesto.


jueves, 22 de agosto de 2013

Desbarajuste en tiempo de crisis. (II)

El título de estas entradas puede que tenga resabios de telenovela; pues sí, porque el desbarajuste se palpa y se ve todos los días. Por ejemplo; durante mi paseo medicinal mañanero he caído en la cuenta de algo que se me estaba pasando de largo; dos abuelos, varones, en momentos y lugares distintos, paseando a su nieto, y tres chicas, por lo de jóvenes, paseando a su perro.

Otro ejemplo. Estas semanas pasadas en Jávea me han demostrado que estaba, estoy, enganchado a un programa de La Sexta, "Al rojo vivo". Lo sigo, sin pasión, pero enganchado; igual que si no tengo papas (patatas fritas, en Valencia), el aperitivo me sabe a menos. La excusa de este enganche es similar a la que tienen quienes se enganchan a las telenovelas de las tardes; es muy fácil seguir los debates que sobre la realidad lanzan todos los días entre cuatro (en verano) y seis tertulianos. Hace unos días, no recuerdo la firma, en El País, se preguntaba por el trabajo del Sr. Maruhenda como director de La Razón, porque pongas el programa de debate que pongas está él, y a todas horas; esa duda la tenía yo también, pero no escribo en El País. Además de fáciles de seguir, lo cual explica que un tertuliano haya llegado a ministro de educación, cultura y deporte, resultan apasionantes porque la realidad echa a la calle sorpresas cada día. Un inciso sobre el ministerio que ostenta, aunque no sea ninguna medalla, un tertuliano; lo de arrejuntar educación, cultura y deporte tiene su enjundia; en otras ocasiones le quitan la cultura y el deporte y le dan la ciencia; debe ser porque estos cuatro asuntos son intercambiables y tienen menos trascendencia "política" que otros temas; ya que estamos con ministerios, a lo mejor era conveniente, ya que han devuelto del nombre de fomento a las obras públicas, devolver el de "instrucción pública" al de educación; más que nada por lo de la "instrucción", que a eso suenan las leyes de educación, menos la de 1970.

El desbarajuste que de lunes a viernes se desgrana en "ARV" (Al rojo vivo, siguiendo la costumbre de poner las iniciales de lo que sea como si estuvieran bordadas en la el lado derecho de la camisa) tiene una estructura parecida a las telenovelas, con una diferencia: no tiene actores; solo tiene narradores de los hechos y de sus significados posibles. El director de La razón, con toda razón, suele quedarse estupefacto ante las opiniones de sus contertulios, y lo dice casi en todas sus intervenciones, porque vive otra  realidad diferente; además de estupefacción, tiene un vicio: augurar, e incluso asegurar, que todo el asunto del PP (Partido Popular) va a quedar en nada, porque no hay nada, es todo inventado, y que Rajoy ganará las próximas elecciones con mayoría absoluta; y suele añadir: "ya lo veréis".

Esa realidad que la dirección del programa elije cada día, y que la ponen en bandeja los políticos, es la que es apasionante seguir, es la que es como una telenovela, en este caso sin actores en pantalla, aunque de vez en cuando la dirección del programa echa mano de imágenes. Un inciso; parece que la frase de McLuhan, una imagen vale por mil palabras, no responde a las investigaciones de la neurociencia; dicen los que se dedican a remover en el cerebro que lo que oímos está más segundos en la memoria de trabajo que lo que vemos. Esa realidad de la que hablan ha sepultado la LOMCE en el fondo del cajón; porque la verdad es que el sistema escolar, hasta que el tertuliano ascendido a ministro vuelva a hablar, no interesa. Lo que interesa son declaraciones como aquella de hace unos días, en caliente, diciendo que los trescientos años de Gibraltar no español han sido como un "recreo", y que se ha acabado mediante intervenciones que imposibilitan cualquier negociación; a cambio, vendrán tres o cuatro, cuasi becarios, a hacer un análisis de campo, y con esos datos los capitostes de Bruselas llegarán a decisiones similares a la de "reducir" la cantidad de armas vendidas a los bandos en litigio en Egipto, mientras Obama, el esperado, entrega dinero en billetes a los militares, no al gobierno, eso he oído o leído.

En mi cole los recreos acababan con un toque de sirena, como en las fábricas de Chaplin, que hacía sonar un enchufado, alumno, claro, que podía salir de clase el primero y entrar el último. Este dato tiene que ver con esos momentos en los que los políticos salen en tromba a los pasillos y se ponen a largar, pero sin pararse a mirar a quien pregunta; solo largan palabras. En mi cole, y por eso cuento esta escena de los políticos, había algunos días que a la hora de entrar en clase a alguien se le ocurría gritar "marica el primero y el último": atasco empujando para meter a alguno de los compas, y prisas por no ser el último.

Tengo que aclarar a estas alturas del desbarajuste que me gustaría tener el vigor (o se dice "rigor", y no el "mortis"; aprovecho para corregir a un periodista tertuliano que pronució "rigór mortis", en vez de "rígor mortis") intelectual y la "vis comica" (que ambas palabras son latinas) para, por una parte, compendiar la realidad, y por otra, hacerlo con fuerza de comedia. Para saltarnos de vez en cuando la tragedia, las tragedias, que vemos, oímos contar, o suponemos al oír noticias; esa tragedia que la película Elysium sitúa en el año 2154, y que en realidad la estamos viviendo hoy en directo. Compendiar la realidad, es decir, ser capaz de saltar desde el suelo a unos cuanto metros, pocos, para poder ser consciente del tamaño de la mierda sobre la que vivimos.

Hay que creer en el desbarajuste cuando alguien es capaz de admitir errores de bulto, declararse a si mismo inocente y seguir en el puesto de guardia, que eso parece antes que jefe de gobierno; cuando desde unos escalones más abajo, otro lanza que hay que quitar "privilegios" a los contratados indefinidamente para dárselos a los contratados temporalmente, y el siguiente de a bordo, al día siguiente, lo arregla diciendo que su jefe hablaba, en realidad, de "hiperflexibilización" de los contratos de trabajo; cuando, para ahorrar y cumplir  con el objetivo de déficit, a esto se ha reducido la política, suprime las pagas de verano y navidad a los jubilados que están en residencias públicas o privadas concertadas (es decir, que también son públicas, porque las pagamos entre todos); cuando se dice en voz baja que la "prima de riesgo" española ha bajado porque ha subido la alemana. (Añadir todos los "cuandos" que todos conocemos, y también los ignorados, porque tienen muchas probabilidades de ser reales).

Desbarajuste en tiempo de crisis. (I)

Tras el accidente que ha dejado en la UVI a la Delegada del Gobierno en Madrid, he leído en algunos periódicos que el cruce en el que se produjo el accidente es peligroso; lo puedo confirmar porque vivo en la calle Profesor Waksman y, tras más de cuarenta años en este domicilio, he cruzado el carril bus para, saliendo de los carriles centrales del Paseo de la Castellana, pasar al carril lateral, y entrar en la calle en la que vivo. Tan peligroso es ese cruce que para los peatones hay carteles grandes advirtiendo que se debe mirar antes de cruzar el carril-bus. Confirmada la peligrosidad. Pero: igual de peligrosas son todas las salidas desde los carriles centrales del Paseo de la Castellana al carril lateral, porque hay que cruzar el carril-bus. Todos llevábamos y llevamos, conduciendo un coche, mucho miramiento al hacer estas operaciones; son peligrosas, sí, porque los autobuses de la EMT tienen su carril, y circulan por él con absoluta prioridad.

El peligro denunciado por los periódicos es real. Pero a lo largo del Paseo de la Castellana, en todas las salidas desde los carriles centrales al carril lateral. Y ocurrió el milagro; ayer hubo durante toda las mañana cuatro miembros (o números) de la "policía de movilidad" (vaya nombre) en el cruce del accidente de la Sra. Delegada del Gobierno en Madrid, que iba en su moto. El peligro, como demuestra el accidente comentado, no es el de los autobuses; sabemos que existen, son grandes y se ven muy bien. El peligro mayor lo entrañan los taxis y las motos, ambos autorizados hace unos años por el Excmo. Sr. Alcalde de Madrid. Son más pequeños, se ven venir peor, y circulan, además, con la misma libertad y prioridad que los autobuses de la EMT. Adivinanza: ¡quién es el "autor intelectual" de todos, insisto, todos, los accidentes que se producen todos los días a lo largo de todo el Paseo de las Castellana al salir de los carriles centrales al carril lateral?

Una curiosidad. Tan conocida es la denominación del carril lateral de la Castellana, que existe en Madrid una serie de locales de restauración (lenguaje de auto de juez; escrito, no automóvil) con el nombre de Lateral, porque el primero que se abrió estaba en la acera del vial lateral de la Castellana.

Otra adivinanza. ¿Se arreglará esta situación de  viales peligrosos dentro de la ciudad ?

El domingo pasado vi la película que "echaban" (como dicen en Madrid; en Valencia decimos "hacen") en los cines del Palacio de Hielo (centro comercial con sus desbarajustes urbanísticos y de seguridad en su construcción y en su utilización comercial; por supuesto olvidados; ignoro si arreglados) con el título de "Elysium". Supongo que el nombre tiene que ver con la mitología griega -Campos Elíseos, a los que iban los virtuosos; y también, después de ver la peli, con  el mito de Morfeo-. También en la película "Gladiator" creo que hay una referencia evidente en el final, cuando el héroe virtuoso, y triunfador en la muerte -igual que el héroe de "Elysium"- vuelve su Hispania transfigurada en los "campos elíseos". Tras estas referencias, que me llevan en volandas hasta la época de los cinclubs y cineforums, voy a la peli que vi el domingo.

Quien quiera los datos técnicos del film, a wikipedia, y no los voy a transcribir. También consta el argumento y demás. El gionista y el director, con una gramática sencilla, con una escenografía situada en el año 2154 muy terrenal toda ella inspirada, sí, en las desigualdades que hoy vemos en las grandes ciudades y en todo el mundo mundial, con la violencia como caldo de cultivo de la desigualdad, con una trama sencilla -de buenos y malos-, con escenarios repetidos sistemáticamente, denuncia la desigualdad. Como cuenta un amigo, la libertad se da por supuesto; el tema de hoy es la desigualdad. Pues esta peli la denuncia desde el principio y desde varios puntos de vista. El poder en manos de los riquísimos, que viven en un planeta artificial a veinte minutos de la tierra en transbordador; con intrigas de poder, cuyo gobierno es controlado y suplantado por la ministra de seguridad. No la voy a contar entera. No es la primera que trata al desigualdad, ni, tal como van las cosas, será la última. Está bien que se denuncien las desigualdades; por lo menos denunciarlas. No juzgo esta peli como muy buena, pero tiene buenas intenciones, que no es poco. El desbarajuste de esa sociedad de 2154 se arregla gracias a un héroe involuntario al principio que, con su muerte salva a toda la humanidad,  que vive en el planeta tierra superpoblado. Otro desbarajuste que se arregla con la muerte de un líder.

Seguiré, hasta llegar al desbarajuste de la Ley Wert, pero es mi hora del aperitivo y del periódico en papel.